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“No temas, porque no serás avergonzada; no seas confundida, porque no serás afrentada. Pues te olvidarás de la vergüenza de tu juventud, y de la afrenta de tu viudez no tendrás más memoria. Porque tu marido es tu Hacedor; el SEÑOR de los Ejércitos es su nombre. Tu Redentor, el Santo de Israel, será llamado Dios de toda la tierra. Porque el SEÑOR te ha llamado como a una mujer abandonada y triste de espíritu, como a la esposa de la juventud que ha sido repudiada, dice tu Dios.

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